Y en ese momento exacto, nuestras miradas se cruzaron.
No sé qué habrás sentido, pero a mí se me erizó la piel. Desconozco lo que habrás pensado, pero a mí me atravesaron infinitos pensamientos.
Mientras volabas sin barreras, pude apreciar tu independencia y sentirme libre. Pude creer por un instante que nada me detenía. Que alzaba los brazos al cielo pudiendo acariciarlo.
Y esa mirada, tu mirada. Me sentí querido. Abrazado por tu naturaleza.
Duró un instante. Solo un segundo demoré en recordar mi realidad y volver a sentir mis piernas atadas al suelo. Pero nunca podré olvidar aquel momento infinito en que hicimos contacto.
Gavilán Caracolero volando sobre mi cabeza y regalándome esta mirada que jamás olvidaré.
Haciendo contacto
Por Ignacio Larre
Te merecías esa mirada.
Muchas gracias Lucía. Vivir momentos como el de esta foto, es algo indescriptible. Y más aún si se tiene la fortuna de poder perpetuarlo en una instantánea. Te agradezco muchísimo tu mensaje y te animo a seguir acompañándome y compartiendo conmigo todos estos hermosos instantes que nos regala la naturaleza y la vida. Un beso grande!