Una sonrisa, un gesto, una mirada, pueden embellecer el alma y transformar un breve instante en una suave caricia al corazón.
Allí dónde buscamos la belleza, es dónde pretendemos encontrar la felicidad. Busquémosla en lo simple, en lo cotidiano y encontraremos un sinfín de razones para estar alegres.
Una calandria, que puede fácilmente verse en cualquier parque, plaza o calle de Buenos Aires, me regaló su dulce mirada, y con ella, la satisfacción de haber vivido un sencillo momento de plena alegría
La belleza de lo simple
Por Ignacio Larre