Siento el calor que me ampara,
la dulce miel de tu vientre,
la suave piel que me abraza.
Me recuesto en tus entrañas
duermiendo mi propio sueño,
respiro tu misma alma.
Me siento uno contigo
mientras me muevo a tu ritmo,
haciendo mío tu espacio.
Voy conociendo tu historia,
caminando con tus pasos,
hablando con tus palabras.
Sabes que yo te quiero
más allá de lo que pienses,
sin importar lo que hagas.
Sabes que yo te acepto
y que igual te entenderé,
por llegar en mal momento.
No he elegido yo el instante,
perdón por seguir mi instinto
y entusiasmarme en el viaje.
Es que tengo tantas ganas
de vivir lo que has vivido
y hacer propio mi destino.
No llores, sé que te duele,
no tendré rencor alguno,
no te culpo, te comprendo.
Mami, tal vez no entiendas,
no puedas ver lo que quiero
ni sentir lo que yo siento.
Quiero que tengas presente
que si un día te arrepientes,
igual te amaré por siempre.
Aunque no llegue a besarte,
sé que algún día lo haré
desde un rincón de mi cielo.
Desde un rincón de mi cielo
Por Ignacio Larre