Estás ahí, distante, vacío, lleno de nada. Levantas la cabeza, miras al sol y te das cuenta que también te está mirando, que jamás estuviste solo.
En aquel momento en que las fuerzas parezcan flaquear, los brazos rendirse y el ánimo quebrarse, alcemos la vista al cielo y dejémonos reconfortar por toda aquella belleza que día a día nos está acompañando.
El sol mirándote
Por Ignacio Larre