Llueve, y bajo el pesar nace una rosa.
No es particularmente especial,
pero es tan mía como mi sombra
y tan única como un milagro.
Llueve, y a la par de su belleza
también crecen mis espinas;
acariciando pétalos de instantes,
gotas que son lágrimas de vida.
Llueve, tiñendo carmesí en su semblante,
y en mi corazón sonrojado de pasiones.
Germina echando profundas raíces,
arraigando su estirpe, y mi historia.
Llueve, y a la par, brota esperanza;
libertad tras sus instintos y mis anhelos.
No se subyuga ante inclemencias;
no me resigno aunque me duela.
Llueve, pero no por mucho tiempo.
El sol prepara su vanidoso encanto;
es momento de que brilles
y poder brillar contigo.
Madurando fuerzas y hermosura,
gozas, calma, tu presente;
mientras juego a ser feliz,
con el alma desnuda y mis sueños a flor de piel.
Lluvia sabor a rosa
Nunca olvides, que tras las peores lluvias de la vida, emergen sus mayores milagros.
Por eso, si llueve, alza los brazos al cielo, hazte uno con tus lágrimas, y prepárate. Tu mejor momento se aproxima.
Por Ignacio Larre
Hermosas paginas!!!!! Siempre es una bocanada de aire fresco y nuevo entre tantas pálidas…te felicito…..